El 14 de diciembre de 1972, el comandante Eugene Cernan, líder de la misión Apolo 17, pisó por última vez el suelo lunar, cerrando una de las eras más gloriosas de la investigación espacial. Aunque sus palabras demuestran que no pensaba mantener ese título mucho tiempo, ya han pasado cuatro décadas desde que se despidió del polvo selenita con estas palabras dirigidas a la Tierra:
Bob, soy Gene, estoy en la superficie, y como doy el último paso del hombre en esta superficie, de vuelta a casa por algún tiempo —aunque no hasta un futuro muy lejano—, simplemente me gustaría decir algo para la historia. Este desafío estadounidense de hoy ha forjado el destino del hombre del mañana. Y, al salir de la Luna en Taurus-Littrow [valle lunar en el que trabajaron], nos vamos como vinimos y, si Dios quiere, como volveremos, con paz y esperanza para toda la humanidad. Que Dios acompañe a la tripulación del Apolo 17.
Los tres astronautas —Cernan, Roland Evans, que permaneció en órbita, y el geólogo Harrison Jack Schmitt, encargado de tomar muestras— habían partido en la madrugada del 7 de diciembre desde Florida. Cernan y Schmitt llegaron sin problemas a la superficie lunar el 11 de diciembre. Allí realizaron tres jornadas de trabajo sobre la superficie, más de 22 horas en total. En las tres salidas a pie y con el vehículo explorador, que duraron más de siete horas de trabajo, recorrieron casi 36 kilómetros y recogieron unos 110 kilos de muestras geológicas. Cernan y Schmitt establecieron la jornada de trabajo más larga de la historia de la Luna, con siete horas y casi 37 minutos.
En aquella misión no solo se investigó nuestro satélite, sino que además se tomó una de las fotografías más icónicas de la Tierra, la conocida como la canica azul por el peculiar brillo que la luz del Sol produjo en la cámara de los astronautas. Hoy, 40 años después deaquellas míticas imágenes, todavía se sueña con volver a la Luna, pero sólo algunos emprendedores se atreven a mantener vivo el sueño. Ni siquiera Cernan, que en marzo cumplió 78 años, pensaba que seguiría siendo el último hombre que pisó la Luna tanto tiempo después.
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